Volver a tenderme la mano, como siempre lo haces... Por demostrarme que pese a todo siempre se tiene una segunda oportunidad, gracias por enseñarme a echarte de menos cuando no estás, por perdonarme siempre lo imposible, por olvidarte de lo que hago mal, por demostrarme que los ángeles existen y que uno de ellos vive cerca de los vergeles...
¡Te quiero!
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